Ir a votar es un ejercicio de humildad democrática y estadística: el voto de uno cuenta muy poco. Cuando en Barcelona, por ejemplo, votamos unas setecientas cincuenta mil personas, nuestro sufrido voto personal vale eso, uno entre 750.000. Pero sabemos que el valor de un voto no se aprecia solo con esa cifra.
Campaña electoral Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Creo en nuestra ciudadanía
Aceptar la humildad del voto individual depende de lo que creemos en la democracia
La nueva fraternidad democrática es el principal efecto de la pandemia
Archivo - Urna de votación
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