Limón & vinagre

Harrison Ford: el tiempo y un viejo arqueólogo con sombrero Fedora

Su atractivo es una extraña combinación de indolencia, ironía y agresividad, con algunas gotas de sentimentalismo

Harrison Ford presenta la quinta entrega de India Jones en Cannes

Parece ser que en la última entrega de Indiana Jones (... y el dial del destino), existe un instrumento codiciado por los buenos y los nazis que permite viajar en el tiempo. De hecho, los que viajamos somos nosotros, los espectadores, que podemos asistir a la ancianidad de Harrison Ford mientras recordamos cómo era aquel arqueólogo cuando tenía 38 años y protagonizaba el primer episodio de la saga, 'En busca del arca perdida'. De hecho, la misma película nos enseña un Ford rejuvenecido (prodigios de la técnica), yendo a caballo por las calles de Nueva York y también un hombre viejo (tiene 80), desengañado y pensativo, que vive solo y que se lamenta de los gritos de los jóvenes vecinos, justo cuando los americanos llegan a la Luna. Desde 1981, hemos visto cómo un discreto profesor universitario se convertía en un intrépido explorador y nos hemos divertido con sus peripecias, a medio camino de las antiguas películas de aventuras y de una nueva forma de enseñar la figura del héroe, con humor y distancia. "No pienso en el paso del tiempo", ha dicho Harrison Ford en Cannes, cuando presentaba el último capítulo de Indiana. 'Lo padezco'. Sin embargo, pese a este círculo que se cierra, se ha hecho viral la respuesta a la pregunta de una periodista sobre el atractivo sexual que todavía conserva: “He sido bendecido con este cuerpo y, sí, todavía puedo montar a caballo”, con una expresión ciertamente socarrona y con doble sentido.