Faltaban tres meses para las primeras elecciones municipales democráticas de 1977 cuando Pasqual Maragall (Barcelona, 1941) fue reclamado con urgencia por sus compañeros del PSC. Durante unos meses, el político había estaba estado dando clases de economía urbana en la Johns Hopkins University de Baltimore. Él y Narcís Serra eran los dos candidatos que el partido contemplaba para Barcelona. El rechazo de Maragall fue rotundo. Tímido por naturaleza, se sentía mucho más cómodo en segunda fila. Una victoria contundente aupó a Serra a la alcaldía y a Maragall, con él, al nuevo gobierno municipal.
Limón & vinagre
El eco de Maragall
Un enjambre de hijos bastardos -incluidos quienes le vilipendiaron y quienes se hallan en las antípodas de su pensamiento- se disputan a codazos su legado
Imagen de archivo de Jordi Pujol y Pasqual Maragall, en 1998, en el Parlament. /
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