Hay días en los que, en vez de ser yo el que está dentro del mundo, es el mundo el que está dentro de mí. Me levanto de la cama con el mundo dentro y me duele con el dolor sordo con el que duelen las vísceras. A Unamuno, que no conoció la globalización, solo le dolía España. Eso no es nada: se quita con una aspirina. Pero el dolor del mundo, con sus minas de oro, por ejemplo, en las que trabaja la gente más pobre del planeta, no se alivia ni con una cápsula de ibuprofeno cada seis horas. Llevo el mundo, con todas sus minas de oro, dentro de mí. Hace poco, en una de Arequipa, en Perú, murieron 25 obreros. Estaban allí abajo, en una estrecha galería, a no sé cuántos metros de profundidad, cuando se produjo un incendio. ¿Por dónde sales de una galería incendiada? Por ningún sitio: te mueres como un topo cuya madriguera ha sido rociada con gasolina y en la que luego han arrojado un trapo ardiendo. También siento la muerte de estos topos dentro de mí los días en los que amanezco con el mundo dentro.
El trasluz Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Mucho daño
Me deprime el mundo, me duele, me molesta y toso cada mañana como un fumador para expulsarlo, pero se queda a la altura de la garganta como un tumor, un bulto
Archivo - Mina abierta en Muzo, Boyacá, Colombia
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