Las guerras forman parte de la historia de la humanidad. Algunas son necesarias y otras incluso justas, como nos explicó san Agustín y nos recordó Obama hace unos años. Pero todas son malas porque las acaban sufriendo los de siempre, y también las hay estúpidas porque son producto de ambiciones personales como la de Ucrania, motivada por el nacionalismo de un líder con nostalgias imperiales, o como la actual guerra de Sudán, debida a la ambición de poder de dos caudillos, dos señores de la guerra (en realidad, son dos rufianes de la guerra) que quieren quedarse con el país como su finca particular mientras los sudaneses se mueren literalmente de hambre.
Crisis en África Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Indignación por Sudán
El 30% de los habitantes del país viven bajo el umbral de la pobreza y las perspectivas no son halagüeñas, porque el calentamiento global hace que falte agua y disminuyan las zonas aptas para cosechar
Combates en la capital de Sudán, Jartum
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