El desliz Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

Feliz día de la madre cortarrollos

No es fácil ser una progenitora antipantallas militante, y desmontar a diario los cientos de miles de argumentos que los hijos lanzan para conseguir lo que más quieren en el mundo

Las adolescentes, Paola G., Anna G., Monica E. y Neus P., muestran sus Blackberry. / PUIG, JOAN

Feliz día a esa madre que lleva meses soportando el asedio, sin flaquear, pero temiendo que su resistencia no sea suficiente, ríete tú de la defensa de Numancia. «Quiero un móvil». Ni hablar. Solo tienes diez años. «Mi amigos llevan desde los ocho. Periquita tiene dos, y los dos con internet». ¿Y para qué quiere dos teléfonos una niña de primaria? ¿Necesita estar en contacto permanente con su abogado o con su asesor de inversiones en bolsa? ¿La han hecho ministra? «Uno es iPhone con TikTok y el otro una patata, pero mejor que el tuyo, fijo». No te dejo mirar esa red social, es para mayores. «No puedo estar porque no tengo teléfono. Todos mis amigos ven vídeos graciosos y a mí no me dejas divertirme». Darle un móvil con internet a una niña pequeña es como dejarla sola durante dos horas en la plaza de España, sin saber quién se acercará a ella o a dónde irá. Vuestros datos están al alcance de cualquiera. No querrás que yo sea una madre insensata. «Pero si tuviera teléfono sabrías siempre donde estoy y me podrías llamar siempre que quisieras». Ya sé dónde estás: en el colegio, un lugar seguro donde además no se permite usar el móvil. No necesito hablar a todas horas contigo, ya hablamos bastante. Incluso demasiado. «Si es por el dinero me lo pago yo con mi hucha». No es por el dinero, de hecho en mi contrato entra un segundo teléfono que está inoperativo desde hace años. Y me ofrecían regalarme también un aparato y les dije que no. «O sea que podría tener un teléfono gratis pero tú prefieres que nunca pueda tener lo que yo más quiero en el mundo». No hay nada gratis, cariño. Si te dan algo gratis, el producto eres tú. «Pfffff».