Ya no es cosa de todos, ni de la mayoría. Ahora, casi cinco años después de la gran derrota, el catalán es, ante todo y en el área metropolitana, la lengua de unos cuantos, por decirlo con más exactitud la lengua de los catalanistas. En las comarcas donde es la lengua ambiental el problema no ha llegado o no se percibe, pero en la Catalunya de los más de cinco millones, el retroceso es tan evidente como muestran los datos publicados por EL PERIÓDICO. Quizás más. Entre las generaciones jóvenes, quienes tienen el catalán como primera lengua abdican de forma preventiva de su uso ante amigos, conocidos y más si son desconocidos, de modo que, en la práctica y en muchos ámbitos, el uso real del catalán se encuentra muy por debajo de lo que aseveran los datos menos alentadores. En otras palabras, la penetración del castellano como lengua ambiental de la metrópolis es abrumadora y avanza sin freno tras el finísimo velo de las apariencias, sostenido por los escasos poderes interesados en simular que las cosas van por nada fácil pero buen camino.
Apunte Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
La lengua de muchos, no de todos
La penetración del castellano como lengua ambiental de la metrópoli es abrumadora y avanza sin freno
Dos anuncios de alquiler, uno en castellano y otro en catalán, en el distrito del Eixample, en Barcelona. /
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