Visita VIP Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

Chute de autoestima para Barcelona

La fascinación de Springsteen, Obama y Spielberg por la ciudad es otro duro revés para el relato impostado de la Barcelona sucia y decadente

Obama y Spielberg, mañana de museos en Barcelona / Quique García / EFE

Pido perdón de entrada por ser sentimental y cursi: soy uno de esos raros que cuando oí al Boss saludando a esta ciudad con el ya famoso “Hola Barcelona, Hola Catalunya” me emocioné. Cuando vi a Obama y Spielberg pasear por Barcelona sentí otra vez el orgullo de ser de esta ciudad. Cuando vi la espectacular foto de Springsteen y sus dos acompañantes de lujo en el Amar de Rafa Zafra sentí emoción del talento que es capaz de atraer Barcelona. También pido perdón porque no me escandalizó el aparatoso dispositivo de seguridad que arrastraba la comitiva, ni mucho menos que se destinaran algunos Mossos para protegerlos, ni percibí nada de provincianismo en la alegría que algunos sintieron por su tour, visita a Montserrat y Museo Picasso incluida. Tampoco sentí vergüenza por la gente que espontáneamente les aclamaba por las calles, ni me pareció un escándalo que tuviera que cerrarse algún museo por las lógicas complicaciones que conllevaba su seguridad. En algunas cuentas de Twitter, donde cualquier noticia positiva es convertida en un estercolero, se ha intentado polemizar con la visita de estos tres monstruos de la cultura americana, pero la única realidad es que la repercusión mundial del concierto de Springsteen, con todo su séquito, guste o no, ha puesto por enésima vez a Barcelona en el centro del mundo, y ha dejado en evidencia, una vez más, todos los discursos catastrofistas, forzadamente apocalípticos e interesadamente autodestructivos sobre nuestra ciudad.