Parece una tontería Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

La vida al calor

La moratoria representa una constante de los días calurosos. Vamos a hacer algo, o a vernos con alguien, o acudir a algún lugar, y lo dejamos para otro momento, incluso para el invierno

Una mujer se refresca en una fuente. / Jesús Monroy / Efe

La secuela inmediata del calor extremo, además del ahogo, los sudores, la sequía, y otros efectos evidentes, es el aplazamiento. Con el calor, te plantas. Lo que ibas a hacer, tienes que reconsiderarlo, dado el bochorno. Viene un día de temperatura infame, en forma de contrataque a lo que se considera normal para estas fechas, un día de esos que incluso reinventa la forma de caminar por la calle, o de permanecer en un espacio cerrado, o de vestirse, y de golpe muchas de las ideas que se le pasan a uno por la cabeza arrancan con un improvisado y sensato «no», o por lo menos un «más tarde», un «luego», un «ya veremos». La temperatura legitima casi cualquier cambio de opinión.