Barça y memoria democrática

El nuevo régimen

El único nuevo régimen que se considera con derecho a pontificar sobre el pasado, sobre buenos y malos, es el que está instalado en el Palau de la Generalitat

Pere Aragonès, en su comparecencia. / MANU MITRU

Produce sonrojo que el Govern de Pere Aragonès, tan dado a reivindicar la memoria democrática, haya salido a exigir al Real Madrid la retirada del vídeo sobre el pasado franquista del Barça y, en cambio, se haya ausentado del homenaje que la Delegación del Gobierno de España en Catalunya rindió al coronel de la Guardia Civil Antonio Escobar, cuya actuación fue decisiva para el fracaso de la rebelión militar en Barcelona el 18 de julio de 1936. En aplicación de la ley de memoria democrática, se le ha devuelto el rango de General de Brigada, un ascenso obtenido durante la guerra civil, pero que la dictadura jamás le reconoció porque Escobar fue fusilado por mantenerse fiel a la legalidad republicana. Pudiéndolo hacer, no huyó de España, y está enterrado en Montjüic. Produce vergüenza que el Govern de la Generalitat, que se dice heredero de Lluís Companys, no haya asistido a ese acto de reconocimiento cuando Escobar, junto al general José Aranguren, que tenía el mando de la Guardia Civil en la capital catalana, se pusieron a las órdenes del entonces presidente de la Generalitat y del comisario general de Orden Público, Frederic Escofet, para hacer fracasar el golpe de Estado en Catalunya. Me llama también la atención que el puntilloso Joan Tardà, cuando repasa el calvario de las víctimas del franquismo, no reproche nada a los suyos sobre esa inexcusable ausencia.