Pocas dudas pueden caber sobre la imagen que en las cancillerías europeas existe sobre una región tan desconocida como el Sahel. Una denominación que en su máxima extensión comprende el territorio de los países que se ubican entre el desierto del Sáhara y la sabana africana -más de 6.000 kilómetros entre el Atlántico y el Índico-, y que en términos más habituales se circunscribe al denominado G5-Sahel -Burkina Faso, Chad, Malí, Mauritania y Níger-. En cualquiera de sus dos acepciones el Sahel es percibido como una creciente amenaza, especialmente destacada en lo que afecta a los flujos migratorios descontrolados y al terrorismo yihadista.
Conflicto enquistado Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
El Sahel como amenaza y la miopía europea
No deja de sorprender el empecinamiento en mantenerse fieles a un enfoque que ha demostrado sobradamente sus limitaciones
Un soldado francés en el Sahel.
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