Tenemos una infinita capacidad para rasgarnos las vestiduras ante la inhumanidad ajena y una empecinada miopía para no ver la propia. Sabemos de las atrocidades del nazismo o de la esclavitud y vemos en sus ejecutores las fauces del monstruo. En quienes diseñaron el mecanismo del horror, pero también en quienes callaron. ¿Cómo la ciudadanía alemana vivió impasible la persecución de sus vecinos judíos? ¿Cuánta indiferencia es necesaria? ¿En qué momento la maldad se cala en las entrañas?
Error del sistema Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
La maldad en las entrañas
Tratar a los migrantes como delincuentes es anunciar a la ciudadanía que no merecen dignidad, derechos ni compasión
El buque Bibby Stockholm /
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