Los cierres de pequeños negocios de atención al público crean siempre una gran herida en los barrios. Ya sea un colmado o un restaurante, una librería, cuando bajan las persianas los vecinos y clientes elevan sus lamentos, casi de forma proporcional al tiempo de arraigo que tenía la tienda en la zona. El mundo digital se diría que no entiende de estas emociones: relaciones frías, a través de correos electrónicos, sin el contacto humano que parece inherente a toda relación sentimental. Estos últimos días, con todo, el cierre de una plataforma digital de venta de libros ha puesto patas arriba todos estos prejuicios y ha convertido las redes sociales en un obituario digital vivo, con actualizaciones continuas, en una charla de patio de vecinos conmocionados por una pérdida en la comunidad.
El cierre de Book Depository
El gigante online de libros que se convirtió en una pequeña librería
Lectores de todo el mundo comparten en redes sociales sus lamentos, huérfanos de un servicio esencial
Leonard Beard.
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