Seguramente, para muchos, el nombre de Clara Ponsatí les dirá muy poca cosa. Fue 'consellera' de Educación en el gobierno de Carles Puigdemont y, para la fiscalía, la responsable de que las escuelas catalanas abrieran para que se hicieran las votaciones del 1-O. Por ello, con la reciente reforma legal se la acusa de desobediencia, pero no ya de sedición ni de desórdenes públicos agravados ni de malversación. De manera que, desde hace semanas, podría haber vuelto y esperar juicio en su casa como está haciendo su excompañera de gabinete Meritxell Serret. Pero no, volvió ayer previo aviso a la prensa para que los Mossos dirigidos por Esquerra la detuvieran en el centro de Barcelona para ser posteriormente puesta en libertad y citada por el juez Llarena para el próximo 24 de abril. Para entender este movimiento hay que tener en cuenta tres elementos.
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Ponsatí como experimento
El retorno de Clara Ponsatí /
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