Limón & vinagre Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

Gerard Piqué, un especialista contra el tedio

Tienes la sensación de que la vida del exfutbolista del Barça se mueve entre estos parámetros: la emoción de hacer cosas nuevas y el equilibrio del empresario que quiere ser millonario en el intento.

Gerard Piqué exhibe la copa de la Kings League antes de la Final Four / @KingsLeague

Ciertamente debe de ser difícil ser Gerard Piqué. Lo digo por la gran cantidad de episodios que protagoniza y por la repercusión de cada una de sus historias, personales y empresariales. No hablamos solo del estigma de la fama, sino de una capacidad inusual de ser protagonista de mil y una aventuras. Ya sé que esto ocurre con mucha gente (del mundo del espectáculo, del universo deportivo, del planeta mediático), pero el caso de Piqué responde a una suerte de pulsión irrefrenable, a una fijación para ir hacia adelante a una velocidad desmedida, como si el objetivo no fuera más (el hipotético plan concebido que tiene en la cabeza) que correr y avanzar, sin tener justamente un objetivo. Más bien una acumulación de emociones. Esto es lo que decía cuando su empresa Kosmos firmó el contrato millonario para hacerse cargo de la organización de la Copa Davis: "Los 'millennials' piden más emoción y nosotros queremos equilibrio, hay que modernizar y conservar la identidad". Me detengo en la emoción, que es finalmente, el carburante del motor del vehículo. Es cierto, no nos engañemos, que el equilibrio que entonces mencionaba para justificar la llegada de un proyecto revolucionario a una competición antigua (la Davis) era en buena parte una estrategia económica, pero también es necesario tener presente el factor de la impetuosidad. Tienes la sensación de que la vida de Piqué se mueve entre estos parámetros: la emoción de hacer cosas nuevas y el equilibrio del empresario que quiere ser millonario en el intento.