Limón & vinagre Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

María Gámez, su honor fue su condena

La exdirectora general de la Guardia Civil ha sido la última en ocupar un puesto que, salvo excepciones, apenas da para un rato. En uno de los mayores cambios de imagen de los cuerpos militares de España, desde Luis Roldán la consigna es "tolerancia cero"

María Gámez. / ÁLEX ZEA / EUROPA PRESS

Qué tendrá el cargo de director general de la Guardia Civil, que desde su creación hace 179 años por el Duque de Ahumada, apenas un puñado de sus sucesores —bastan las dos manos para enumerarlos— han sobrepasado los tres o cuatro años al frente de la orden benemérita. La nómina de los 82 responsables —83 con la recién nombrada Mercedes González— que han ocupado el alto mando de esta institución militar al galope de tres siglos, está poblada de mandatos tan breves (varios meses, un año, dos años) como, en muchos casos, salpicados de claroscuros. A lo largo de su historia ha logrado, sin embargo, darle la vuelta a la percepción social de un cuerpo que arrastró leyenda negra durante décadas, labrada con la dispensa que daba la autoridad y el bigote, pasando del aristócrata militar al frente de centenares de tuercebotas tocados de tricornio repartidos por la España de 'El crimen de Cuenca' y la posguerra civil a su actual estatus disciplinado, cercano, incluso amable, en que sus casi 90.000 integrantes gozan de más popularidad y cercanía social que quienes, en varios casos, se han prestado a dirigirles.