La respuesta, como casi todo en la vida, es «depende». Depende del trabajo que una persona haya realizado a lo largo de toda una vida profesional, de su estado físico y mental, de la empresa -si es empleado- en que esté, de su situación familiar y, por supuesto, de la manera de ser de cada persona. Todos tenemos conocidos que cuando dejan de trabajar entran en un periodo de abulia y depresión del que les cuesta mucho salir. Como se decía antes: se dedican a ver obras y jugar a la petanca para no desesperarse. En cambio, en otro extremo, hay prejubilados de oro de grandes empresas que inician una tercera juventud y se dedicana recorrer mundo.