Rafael Amargo: el bailaor vuelve a dar el cante, por Pilar Garcés

Cuando el personaje entra por la puerta, el artista salta por la ventana. El coreógrafo y bailaor Rafael Amargo (48 años) ha vuelto a ser noticia, pero de sucesos. La semana pasada fue detenido en la estación de Alicante, cuando se dirigía a una actuación en un local, acusado de un supuesto delito de tráfico de drogas. Los agentes de la Policía Nacional se habían trasladado desde Madrid para arrestarle, y acabaron ellos mismos protagonizando un vídeo que se filtró a las televisiones. En él se ve a Jesús Rafael García Hernández, nombre real del un día referente del flamenco, repartiendo patadas y mordiscos mientras le esposaban. Un joven compañero de celda contó después que se pasó el tiempo antes de pasar a disposición judicial chillando. «No nos dejó dormir, pensaba que estaba loco. Estuvo toda la noche: ‘eh, déjame salir, yo no he hecho nada’ y diciendo que se pensaba ir de España». La desesperación de Amargo es perfectamente comprensible. En junio afronta un juicio por un cargo similar, ser el propietario de un narcopiso en la capital y organizar un negocio de venta de sustancias ilegales de diseño, por el que se le piden nueve años de cárcel. Quien le haya visto encima de un escenario dando la mejor versión de su arte no reconocerá al tipo de equilibrio quebrado que pide en la prensa rosa que le pongan un escolta porque «me la quieren liar». Cuatro premios Max, Premio Positano Leonide Massine de la Danza, Premio de la Asociación de profesores de Danza Española y Flamenco de España. Nacido en la localidad granadina de Valderrubio, a los 11 años ganó el prestigioso Concurso Nacional de Baile de La Unión (1996), y la Copa Pavón dos años después. Tiene la Medalla de Oro de las Bellas Artes y la Medalla de Andalucía. Se formó en teatro y música mientras crecía. Ha innovado, investigado y colaborado con creadores de renombre, pintores como Luis Gordillo y Esperanza D’Ors, diseñadores como Duyos, Lorenzo Caprile y Amaya Arzuaga. Ha llevado sus alabados espectáculos a China, Japón y a Estados Unidos, donde fue alumno de la mítica Martha Graham, y sido nominado a premios por musicales en Londres. Estrenó 'El amor brujo' de Manuel de Falla en las cuevas de Zugarramurdi, se inspiró en el Peine del Viento de Chillida. Ha paseado por el mundo en formatos libres y rompedores las historias de Federico García Lorca, a quien homenajeó tomando el nombre artístico de Amargo de uno de sus personajes. ¿Cómo ha llegado un hombre con semejante currículum a este pozo? Le dijo al juez de guardia que sólo se acerca a las drogas para consumo propio «y eso que no tengo ni para comer». Que viaja semanalmente a Alicante por los 200 euros del bolo. «Llevo una vida ínfima, en casa de mis padres. Esto es una venganza de mi casero, por no pagarle», relató tras quedar en libertad provisional. El Amargo de los carteles, que mezclaba flamenco y ópera, o jazz, o danza contemporánea arrancando aplausos, ha sido devorado por su vida privada y sus problemas con la justicia. Con la misma osadía que le llevó a posar desnudo para 'Interviú' remodeló la gala del Carnaval de Tenerife hasta dejarla irreconocible, con Belén Esteban imitando a Madonna por ejemplo, lo que despertó las iras del pueblo y alguna querella. Tampoco su revisión del 'Quijote' en compañía de La Fura dels Baus estuvo exenta de polémica. En la prensa se han recogido desde sus bodas y separaciones, a sus declaraciones de bisexualidad y las denuncias por malos tratos a una bailarina y a otra de sus colaboradoras. Profesor de expresión corporal de 'Operación Triunfo' en una de sus ediciones, se ha prodigado en 'realities' conforme le abandonaba el duende. Si hay vida en la cuesta abajo tras programas como 'Expedición Imposible' o 'Top Dance', Rafael Amargo la encuentra. Así, en noviembre pasado anunció que pensaba subir contenido erótico en la plataforma de pago OnlyFans, y ahora aseguran que negocia el rodaje de una serie sobre su atribulada vida y su peripecia. La primera detención por supuestamente traficar con drogas le cogió en 2020 preparando 'Yerma' en Madrid, que colgaría durante días el cartel de no hay localidades. Hubo de retrasar el estreno hasta que salió con medidas cautelares y se arrancó sobre las tablas animando al público: «En esta vida se arreglan las cosas cantando y bailando». Le respondieron: ¡Olé!

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