“Porque no soy fascista”, espeta la joven. La respuesta tiene poco que ver con la ligereza actual. Está lanzada en plena intemperie. En la televisión pública –la única– de 1973. El régimen de Franco agoniza lentamente. El sector más extremista y violento de la dictadura, el ‘búnker’, presiona para no dar un paso atrás. Las cárceles están abarrotadas de opositores, en las comisarías se tortura y las ejecuciones siguen a la orden del día. Y allí está ella, engalanada con collares de bisutería que tintinean en cada movimiento, destilando inteligencia y desafío en cada respuesta, y con una sonrisa que desarma y apunta.
Limón & vinagre Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Massiel, el derecho a hablar
Quien se atrevió a hablar cuando la mayoría callaba se ha ganado el derecho a decir lo que le dé la gana
Massiel.
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