Lo que más sorprende de los sondeos electorales es que la ciudadanía valore positivamente la mayoría de las medidas del Gobierno —con la excepción de reformas como las del solo sí es sí o la malversación— y, sin embargo, no extienda esa valoración a su presidente o sus ministros y no la exprese en la misma proporción en su intención de voto. Ese es precisamente el gran problema que afronta el PSOE, que, como se demostró en las elecciones andaluzas de junio pasado, no está siendo capaz, de momento, de movilizar a su electorado. De ahí que Pedro Sánchez pensara que con la reforma del Código Penal en diciembre se iban a acabar las leyes más polémicas y que podría dedicar este año electoral a vender sus logros para convencer a los votantes socialistas —y a otros, si pudiera— de que le respalden en las urnas en mayo y en diciembre.
Artículo de Rosa Paz Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
No podrán decir que les engañaron
El electorado moderado, ese que podría bascular entre PSOE y PP, tendrá claro que para formar Gobierno uno habrá de pactar con el espacio de Yolanda Díaz, y el otro tendrá que aliarse con la extrema derecha de Vox
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez tras finalizar el acto de la clausura de la Convención Municipal de Andalucía en el Salón de Actos de la Facultad de Humanidades del Campus de El Carmen. /
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