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10-M: las Cataluñas posibles

Salvador Illa felicita a Pere Aragonès tras la aprobación de los presupuestos. / FERRAN NADEU

El viernes se pudo dar el primer paso definitivo para cerrar lo que empezó en el pleno del Parlament del 6 y 7 de septiembre del 2017: la división de Catalunya políticamente en dos bloques graníticos incapaces de tener geometrías variables, de transaccionar o de tener horizontes compartidos, Durante más de un quinquenio, los resultados de las votaciones se sabían antes de que se decidiera el asunto. Junts y Esquerra, a menudo con la CUP, lo votaban todo unidos por la argamasa de lo que ellos llaman la represión derivada de su apuesta por el unilateralismo en octubre del 2017. Este viernes, 10 de marzo, por la mañana PSC, Esquerra y Comuns votaron los presupuestos más expansivos de la Catalunya autonómica. Y por la tarde, el PSC y Junts los matizaron apostando por la construcción de grandes infraestructuras y retrasando el experimento con la renta universal. Ninguna de esta mayorías hubiera sido posible sin lo que ha acontecido en los últimos dos años: apuesta por el diálogo, indultos, y ruptura de Junqueras con Puigdemont que ha convertido a los dos partidos independentistas en polos que se repelen también sin importar el asunto.