El 8 de marzo es una fecha significativa en el calendario para todas y todos quienes estamos comprometidos con alcanzar la plena igualdad entre mujeres y hombres. Es un día conmemorativo y reivindicativo, que nos permite hacer balance de lo conseguido y tomar consciencia de todos los retos y desafíos que todavía nos quedan por superar en el camino hacia la igualdad en todos los ámbitos de la sociedad.
Visto desde hoy, parece casi increíble que el voto femenino no se alcanzara en España por primera vez hasta 1931 con la Segunda República, una época en la que las mujeres podían ser “electas” pero no “electoras”. Cuesta creer, para las más jóvenes, que no hace tanto tiempo una mujer necesitaba la firma de su marido para poder tener una cuenta bancaria o asistencia médica. Y nos sorprenden los viejos anuncios televisivos y antiguas películas españolas que proyectan costumbres machistas y mujeres dependientes relegadas al cuidado del marido y del hogar.
Afortunadamente, todo esto parece quedar muy lejos. A lo largo de las últimas décadas, las mujeres hemos avanzado en el ámbito político, educativo y profesional, pero es cierto que todavía hay mucho margen de mejora para conseguir que las mujeres ocupen mayores puestos de responsabilidad, especialmente en algunas profesiones. Todavía existe la falsa creencia de que hay profesiones de hombres o de mujeres. Una creencia que debemos corregir para ofrecer oportunidades también en igualdad.
Nadie puede negar que hemos conseguido avanzar en igualdad, pero no podremos quedar satisfechos mientras continúen existiendo mujeres que se sientan infravaloradas, sean explotadas o víctimas de violencia por el mero hecho de ser mujeres. Y no podemos aceptar que continúen existiendo comportamientos machistas disfrazados de tradiciones heredadas. Debemos acabar con esta situación, sin paliativos.
La defensa de la igualdad entre las mujeres y los hombres es una cuestión de democracia que nos compete a todos y todas, y debe vertebrar toda nuestra acción personal y política.
En este sentido, nos enorgullece la aprobación de importantes políticas por gobiernos socialistas que han permitido convertir nuestro país en un referente de derechos y libertades para el resto del mundo, fruto de la acción reivindicativa de muchas generaciones de mujeres y hombres.
Durante el mandato de José Luis Rodríguez Zapatero impulsamos la ley de Igualdad, la ley integral de la lucha contra la violencia de género y la ley 2/2010 de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo. Y con el gobierno más igualitario de Europa presidido por Pedro Sánchez, que cuenta con 14 ministras, tres de ellas vicepresidentas, España ha emprendido una ambiciosa agenda de transformación social en favor de los derechos de las mujeres. Una agenda cuyo objetivo en favor de la igualdad ha sido incluido en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.
Un plan que recoge medidas transversales orientadas a elevar la tasa de empleo femenino, a mejorar, fortalecer y reorganizar el sistema de cuidados de larga duración, a elevar el potencial educativo, la igualdad de oportunidades y a reducir la brecha digital.
Un plan que ya se está ejecutando y está dando importantes frutos. En el ámbito laboral, según los datos publicados por Eurostat, la brecha salarial en España es menor a la brecha salarial en la Unión Europea, que asciende a un 13%, y ha caído en cuatro puntos en los últimos cuatro años. Gracias a la reforma laboral se están reduciendo la temporalidad y la precariedad. Se están alcanzando cifras históricas de afiliación femenina. El Salario Mínimo Interprofesional se ha incrementado 344 euros en los últimos cuatro años. Se han ampliado y mejorado los derechos de las personas empleadas del hogar, se han recuperado las cotizaciones a la seguridad social de las cuidadoras no profesionales. Se han equiparado los permisos de maternidad y paternidad…
Este es un plan que constituye un proyecto de país que está dando nuevas oportunidades en términos de igualdad. Un plan en continua evolución y ejecución. Y que este año, nuevamente, avanzará con la Ley de representatividad paritaria entre hombres y mujeres en los centros de decisión, anunciada por el presidente del Gobierno. Una norma que supondrá listas cremallera en la Ley electoral; paridad en el Consejo de Ministros y Ministras; paridad en los consejos de administración de las grandes empresas; paridad en las juntas de gobierno de los colegios profesionales y la paridad en los jurados de reconocimiento público.
Nuevos avances, que un año más nos hacen sentirnos orgullosos y orgullosas de lo conseguido, y transmisores para convencer y no retroceder.
En definitiva, celebramos el 8 de marzo porque queremos continuar avanzando en una sociedad cada vez más libre y comprometida con la defensa de los derechos de las mujeres, y porque queremos conquistar definitivamente la igualdad efectiva entre hombres y mujeres.
¿Lo celebras con nosotras?