Los efectos de la sequía

Volver a Mequinensa

La reaparición del pueblo que yace bajo el pantano de Sau por la sequía hace revivir las historias de Jesús Moncada y el embalse que anegó otras calles en otros tiempos

volver web / LEONARD BEARD

Son días en los que es fácil volver a la idea de Mequinensa. La sequía castiga de nuevo nuestra geografía, y el ciclo natural ya ha cambiado sus ritmos para acelerar los tiempos de calor, los tiempos de susto climático. Las fotos del campanario de Sau, una punta asomada entre las aguas, son historia, y pisar las calles del municipio que fue anegado para construir el embalse que tenía que garantizar los usos comunes de agua ya vuelve a ser posible. Pero aunque vemos el campanario y toda la iglesia hasta los cimientos por la tele, excursionistas y curiosos paseando y haciéndose fotos en las escasas paredes desnudas de antiguas casas, la vista se nos va al suelo resquebrajado y a la pena, la inquietud que es como un sedimento ya en la conciencia. Otra carga.