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A propósito de Ferrovial

Rafael del Pino, presidente de Ferrovial. / ARCHIVO / EFE

Las trincheras madrileñas están que arden tras el anuncio de la empresa Ferrovial de trasladar su sede a los Países Bajos en busca de seguridad jurídica para poder salir a bolsa en Estados Unidos. Para el Gobierno, es una traición de una empresa a la que han ayudado todos los gobiernos desde que se fundó en 1952. Para el entorno del PP es una muestra más de la decadencia de la coalición y del malestar empresarial con las medidas impositivas impulsadas por Podemos y asumidas por Pedro Sánchez. Para rematarlo, los independentistas catalanes se apuntan a la fiesta y salivan con que el Madrid de Ayuso también sufra la "fuga de sedes" que padeció Barcelona en el 2017, también por inseguridad jurídica. La opinión pública española tiene una capacidad inagotable de convertir cualquier gran asunto estratégico en un chascarrillo para el combate táctico. Solo faltan los analistas advirtiendo de un efecto contagio.

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