Artículo de Ángeles Gonzalez Sinde Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

Pompeia

El Instituto Quevedo del Humor y el Museo Reina Sofía acogen simultáneamente dos exposiciones sobre el trabajo de Núria Pompeia, moderna y audaz pionera del humor gráfico en España

La dibujante Nuria Pompeia, en 1996.

Cuando yo tenía 11 años, en 1976, apareció una revista nueva. Era distinta, atrevida, colorida y amable. Llamaba la atención por su contenido, su tipografía, su diseño. ‘Dunia’, se llamaba. Mamá se suscribió y yo descubrí la delicia de recibir la prensa en casa. Ahora que soy adulta sé que era una cabecera alemana, pero por aquel entonces para mí, nacida en un país autárquico sin apenas influencias del extranjero, estaba escrita y pensada a nuestra medida, la de mi madre y la mía. Me pilló en plena preadolescencia, cuando se despide una de la infancia y se atisba lo que vendrá con igual anhelo que temor. Salvo por el dictado insólito que nos puso la áspera profesora de lengua, el testamento de Franco, no era consciente de que pocos meses antes se había producido un vuelco en mi país. Eran tiempos convulsos: protestas y manifestaciones prodemocracia, proamnistía, prolibertad; huelgas y cargas policiales con muertos y heridos; atentados y secuestros de grupos terroristas… Pero los niños son de goma, se adaptan si sus padres los protegen y salir de la niñez acaparaba toda mi atención. Los contenidos de ‘Dunia’ acompañaban ese tránsito y el de muchas mujeres adultas que en sus páginas imaginaban un tiempo nuevo.