La operación Cataluña, un compendio de escándalo político y corrupción policial que retrata un Estado propio de los días del No-Do, ha entrado finalmente en los tribunales. Un juez ha aceptado la querella presentada por Sandro Rosell contra el excomisario Villarejo y compañía, como presuntos responsables de los infundios que lo mantuvieron en prisión hasta que un tribunal le absolvió de todo. Por eso tiene algo de justicia poética que sea el expresidente del Fútbol Club Barcelona el que lo haya conseguido, tras una docena de intentos frustrados por parte de otros interesados en saber quién los difamó y quién dio la orden. Lo que ya saben es la razón de tal persecución, porque el propio Villarejo lo ha contado mil veces. Era una cacería de independentistas con nombre propio, se supone como un aviso para navegantes.
Artículo de Jordi Mercader Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Un batallón de políticos, policías y periodistas
La operación de criminalización de algunos independentistas consistía en la vieja práctica de "hacer ruido" que algo queda
José Manuel Villarejo. /
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