Artículo de Sergi Sol Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

Jové y Salvadó

Todo siguió un guion más o menos acorde con el espíritu de la mesa de diálogo. Hasta que llegó la reforma de la malversación y ahí lo que se agrietó fue la confianza entre los dos lados de la mesa

Oriol Junqueras, con Lluís Salvadó y Josep Maria Jové, en un acto de ERC / ENRIC FONTCUBERTA / EFE

Primero fueron los indultos. Todos los que estaban en prisión salieron a la calle. Luego llegó la derogación de la sedición, que irritó profundamente a la derecha española. Y resquebrajó al PSOE. Aunque también irritó a parte de un independentismo -como ya ocurriera con los indultos- al que rompió la cintura. Porque admitir los hechos era tanto como reconocer que la mesa de diálogo (y negociación) era operativa y daba sus frutos. Todo siguió un guion más o menos acorde con el espíritu de esa mesa, sujeta a no pocos vaivenes. Hasta que llegó la reforma de la malversación y ahí lo que se agrietó fue también la confianza entre los dos lados de la mesa.