Arenas movedizas | Por Jorge Fauró Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

Hablar por hablar

La clase política persiste en su ‘cruzada’ por imponer al periodista lo que es relevante y lo que no. La relevancia informativa ni siquiera es potestad de los medios, sino de la opinión pública

Feijóo toca cariñosamente a Casado, el pasado mes de abril, en el congreso extraordinario que aupó como nuevo presidente del PP al político gallego. / Julio Muñoz

Mientras se cumple el primer aniversario de la guerra en Ucrania continúan pasando cosas. Ello no impide que algunos políticos se convenzan a sí mismos de que albergan la capacidad de manejar y dictar la agenda de un país y el calendario de la actualidad; lo que es motivo de debate y lo que debe arrumbarse bajo las alfombras o dentro de los armarios. Ni siquiera las redes sociales son capaces de marcar la agenda de nada. La clase política persiste en una cruzada imposible: la de imponer al periodista lo que es relevante y lo que no. La trascendencia informativa ni siquiera es potestad exclusiva de los medios, sino de la opinión pública.