Limón & Vinagre | Artículo de Alfonso González Jerez Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

Francisco Espinosa, mi general papá

Al oficial, ejemplo de amable inanidad, le encontraron en su casa decenas de miles de euros en cajas de zapatos y la juez aprecia indicios de cohecho, tráfico de influencia, blanqueo de capitales y pertenencia a banda criminal

El general de la Guardia Civil, Francisco Espinosa / LAS PROVINCIAS\ANDRES CRUZ

El exgeneral de división de la Guardia Civil, Francisco Espinosa Navas, es andaluz, pero no lo parece. Encarcelado ahora como posible autor de media docena de delitos por el llamado caso Conseguidor, pocos recuerdan ahora su paso (entre 2008 y 2012) por la Comandancia de la Guardia Civil de Las Palmas de Gran Canaria. Porque el rasgo más acentuado de Espinosa Navas era –al menos en Canarias– una amable inanidad, una suerte de 'aurea mediocritas' siempre afable y siempre ligeramente ausente. Ni simpático ni antipático, ni común ni excéntrico, ni silencioso ni charlatán, ni reservado ni obsequioso, ni avasallador ni ausente, el general –según los poquísimos testimonios que quedan una década después– parecía a ratos que nunca salía de su despacho y a ratos que no había llegado todavía. Fue la suya una carrera meritoria, un ejemplo de oficial adoctrinado durante el tardofranquismo pero que, sin embargo, se adaptó profesional y técnicamente a las exigencias de la democracia parlamentaria y la modernización e internacionalización de las Fuerzas Armadas. Claro que tal vez esa fue otra manera –vocación militar aparte– de pasar desapercibido.