Cuando veo un telediario, no importa de qué cadena, imagino al locutor o a la locutora amenazados de muerte por alguien que sostiene a su espalda una pistola cuyo gatillo apretará si no leen lo que les han puesto delante. No digo que eso ocurra, digo que me lo imagino. A veces la amenaza no se concreta en una pistola, sino en la continuidad de un sueldo, aunque también esto del sueldo es una idea fantástica. Me gusta especular al mismo tiempo con la idea de que alguien oculto detrás de mi sofá hundirá un puñal entre mis omoplatos si no me creo las noticias que escucho, es decir, si no me creo la historia oficial.
El trasluz | Por Juan José Millás Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Mirar hacia otro lado
Siempre, en las democracias también, hay una historia oficial. Entre quienes la escuchamos y quienes nos la cuentan hay un pacto: nos la creeremos si nos la contáis bien
Represión 8Militares del Ejército de Videla asaltan una vivienda.
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