El Carnaval se está poniendo difícil. Antes bastaba con disfrazarte con mejor o peor fortuna y dedicarte a transgredir de palabra, obra, pensamiento y omisión, que ese y no otro era el sentido de la fiesta. Ahora ya existen ayuntamientos que prohiben canciones por cosa del decoro y mucho me temo que, como todas las estupideces, la idea va a expandirse. Por tanto, de lo que se trata este fin de semana es de celebrar el Carnaval procurando no transgredir ni pecar, no sea que alguien se ofenda. O sea, de hacer una tortilla sin romper los huevos.
Artículo de Albert Soler Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Unificar Carnaval y Semana Santa
El Carnaval debería ser en estos tiempos más desaforado que nunca, para hacernos más llevadera la mísera moralina que padecemos los otros 360 días del año, por mor de la corrección política
Leonard Beard.
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