Artículo de Ruth Ferrero-Turrión Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

Kosovo, con la mirada puesta en la UE

La asertividad y rebeldía mostrada por el Gobierno de Pristina, lejos de encontrar aliados entre las cancillerías europeas, genera, sobre todo, recelos

Un joven vestido de agente de policía sostiene una bandera kosovar en una manifestación en Prístina. / ARMEND NIMANI (AFP)

Cuando el 17 de febrero de 2008 Kosovo declaró unilateralmente su independencia de Serbia, buena parte de Europa y del mundo contuvo la respiración. Después de los terribles años de las guerras que asolaron los Balcanes en los 90 y tras los bombardeos de la OTAN en Serbia, el Gobierno de Pristina decidía no esperar más y tomó una decisión arriesgada. La calma y la estabilidad todavía no terminaban de llegar. Eso sucedió hace ahora 15 años y todavía la región en su conjunto, y Kosovo en particular, continúan viviendo ciclos de tensión de manera regular plagados de incertidumbres.