Barcelona ha repudiado a Tel Aviv, le ha dicho que no quiere ser más su hermana. Ignoro qué tendrá que ver Tel Aviv con las barbaridades que lleve a cabo el Gobierno de Israel, y más ignoro aún cómo se habrán tomado este deshermanamiento los vecinos de aquella ciudad. Si es que se han enterado, claro. En el caso de que Bluefields, que se conoce que es un pueblecito de Nicaragua, se deshermanara de Girona, mi ciudad, estoy casi seguro de que yo iba a dormir igual de tranquilo, no me veo llorando de pena. Para que se hagan ustedes una idea de la importancia de los hermanamientos, eso de Bluefields lo acabo de saber buscándolo en internet, que si no, seguiría en mi feliz ignorancia. Según la red, además de allí, como gerundense tengo hermanos de ciudad en Albi (Francia), Farsia (Sáhara), Ítaca (Grecia), Nueva Gerona (Cuba), Reggio Emilia (Italia) y Wakefield (Reino Unido). Y yo, con esos pelos.
Artículo de Albert Soler Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
El chollo de hermanarse
A Barcelona se le ha acabado viajar a Tel Aviv por una rabieta de su alcaldesa, pero quién necesita ir a Israel si quedan todavía hermanas como Boston, Dubái, Montevideo o La Habana
Ada Colau, en el pleno municipal del pasado diciembre /
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