Artículo de Rafael Vilasanjuan Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

Funerales en el limbo

En Siria y Turquía van a quedar miles de víctimas sin identificar, pero es hora de proporcionar a todas las que sí han quedado con vida abrigo, alimentos, asistencia médica y apoyo económico para subsistir

Los residentes caminan a lo largo de edificios destruidos en Jindayris, Siria, mientras continúan las operaciones de búsqueda y rescate días después que un terremoto mortal azotara Turquía y Siria. / Mohamed AL-RIFAI / AFP

Si hay algo más cruel que un terremoto es que la sacudida ocurra en una zona devastada por una guerra que dura más de una década. Los seísmos no conocen más fronteras que las fallas que dividen el subsuelo, pero en la superficie han afectado a dos países sin diferenciar las líneas trazadas en el mapa. A ambos lados, los efectos han destripado edificios, carreteras y vías, dejando la cuenta de víctimas mortales en aumento. En la zona de Turquía, mientras se empieza a buscar culpables y a detener a constructores que nunca fueron bien controlados por la administración, la realidad es que junto a los muertos oficiales van a quedar muchos sin identificar. Hay millones de sirios que huyeron de la violencia en su país, la mayoría vivían sin estar registrados: no eran ciudadanos turcos, y tampoco se les reconocía como refugiados. Vivian en el limbo y muchos de ellos habrán quedado sepultados sin que nadie pueda reclamar su ausencia.