La ruptura de Barcelona con Tel Aviv esta semana ha causado revuelo en la diplomacia internacional. Las relaciones institucionales entre ciudades, igual que entre Estados, siguen unas lógicas prácticas y geopolíticas que nada tienen que ver con la simpatía o ejemplaridad de las naciones involucradas. Dicho a lo bruto: los hermanamientos son siempre de conveniencia y a largo plazo. Y no pasa nada, su función no es moralizar ni presionar, que para eso hay muchos otros y mejores instrumentos.
Plaza menor Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Las amistades peligrosas que le quedan a Barcelona tras romper con Tel Aviv
La capital catalana está hermanada con otras ciudades de países polémicos en materia de derechos humanos
Manifestación en Tel Aviv. /
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