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Los halagos de ida y vuelta de Jordi Pujol

Capilla ardiente del escritor Josep Maria Espinàs en el Saló Sant Jordi del Palau de la Generalitat. En la foto, el President Jordi Pujol con Josep Espinàs, hijo del escritor y Salvador Illa  / FERRAN NADEU

El que fuera presidente de la Generalitat durante 23 años y que para muchos sigue siendo "el president" ha reaparecido en público para presentar su libro de juventud Dels turons a l'laltra banda del riu en el que dibujó, en plena dictadura, su proyecto de la Catalunya que quiso presidir y presidió. Pocos días antes se vio a Jordi Pujol cuchicheando con el líder actual de la oposición, Salvador Illa, en la capilla ardiente de Josep Maria Espinàs, con quien mantuvo una relación distante basada en el respeto mutuo, algo poco frecuente en el personaje con más poder en la Catalunya del último cuarto del siglo pasado. La salida a escena de Pujol se produce a pocos meses del juicio por fraude a la hacienda pública y después de meses de recibir a decenas de personas en su despacho por el que han pasado más dirigentes del actual gobierno y de la actual oposición que de su actual partido o de lo que queda del mismo. Pujol lleva décadas pensando en su funeral y cuando era presidente sabía como activar el ego de periodistas y directores de diario para que no le zurraran o lo hicieran con guante de seda tras una larga parrafada por teléfono en la que se mezclaban las confidencias personales con las políticas. Durante este desfile íntimo por su despacho, por el que también han pasado periodistas, escritores, cineastas, empresarios y financieros, Pujol ha desplegado sus artes amatorias y a todos les ha considerado parte de su legado. Se vanagloria de cosas tan dispares como de que una persona como José Montilla, al que frecuenta a menudo, ocupara su puesto o de que Esquerra vuelva a tener un papel central en la política catalana como lo tuvo en la segunda república.