Cualquiera diría que ni en los años 30 del siglo pasado había tantos nazis, fachas, franquistas y fascistas como en esta época que nos ha tocado vivir. A juzgar por la calidad de la conversación/discusión pública, vivimos tiempos oscuros y aciagos. Hay nazis y fachas y fascistas por todos lados, en Catalunya, España, Europa y Estados Unidos; en los medios de comunicación y en las redes sociales; en la calle y la academia; en el machismo heteropatriarcal tóxico y en el feminismo plagado de feminazis; facha es quien se opone a la independencia de Catalunya y nazi es quien la desea; nazi es al mismo tiempo quien se postula a favor y en contra de la normalización lingüística en Catalunya, pasmosa ideología es la nacionalsocialista, que puede serlo todo, todo el tiempo y en todas partes sin que nadie se sonroje. La falacia 'reductio ad Hitlerum' y la ley de Godwin, que establece que a medida que una discusión se alarga, la probabilidad de que aparezca una comparación en la que se mencione a Hitler o a los nazis tiende a uno, son certezas de la conversación moderna tan inevitables como la ley de la gravedad. Para mayor condena, nazi, facha, fascista son el nuevo caca, culo, pedo y pis para según qué humoristas.
Décima avenida Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
El 'caso Zona Franca' en TV-3: Demasiadas esvásticas
La conversación pública está plagada de referencias gratuitas al nazismo y al fascismo
Ilustración de Leonard Beard /
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