Hubo una época en la que se decía que cualquier trabajo valía la pena, incluido el temporal, aunque fuera por días u horas. Menos es nada era el lema. "Al menos tienes trabajo", afirmaban quienes defendían los contratos temporales. Y así se fue instalando la temporalidad y la precariedad hasta convertirse en una de las características del mercado laboral español ¿Resultado? Trabajadores con un horizonte temporal con fecha de caducidad y, por tanto, con dificultades para comprarse una vivienda o para alquilarla. Eso se tradujo, por ejemplo, en el retraso en la emancipación de los hijos al contar con escasa estabilidad de cara al futuro.
Apunte
Trabajo contra el paro
El reto ahora es seguir reduciendo la temporalidad y los niveles de desempleo en un ejercicio en el que la economía crecerá menos
El paro en la eurozona se mantiene en el 6,5%, su mínimo histórico
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