Artículo de Javier Puga Llopis Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

'Le Fumoir'

El Fumoir es un bar de París que da título a esta columna, que hoy inauguro con la ilusión del neófito

Leonard Beard.

Está situado frente al brazo del Louvre más alejado del jardín de las Tullerías, en un ángulo rotundo de la plaza del Almirante de Coligny, caudillo calvinista asesinado la noche de San Bartolomé. Tras su estatua se erige una inmensa iglesia católica, Saint-Germain-l'Auxerrois, un conjunto que describe el ecumenismo aplastante del vencedor, un vestigio de guerra en una ciudad que no ha dejado nunca de escribir la Historia, y cuya historia se escribe en los cafés. No sería exagerado decir que el apabullante museo es un anexo del 'Fumoir', como cuando el Reino de las Dos Sicilias se decía “annesso all' Italia” en momento del 'Risorgimento'. El 'Fumoir' es testigo mudo del trasiego de la gente que circula por el centro de esta villa en caracol, que sale de la boca del Metro y dibuja sombras errantes bajo sus amplios toldos color albero, a menudo aleteados por los vientos que trae el río, que fluye en majestad a tiro de piedra.

Temas

París