Si las tropas rusas hubieran entrado en territorio de la Unión Europea; si sus misiles se desvían hacia Polonia o las repúblicas bálticas o incluso si el ejército rojo acaba avanzando más allá de la zona del Donbas para amenazar las fronteras al norte y oeste de Kiev, ¿Haría falta una revisión de los tanques disponibles para saber si se envían a Ucrania? Ninguno de estos escenarios sería soportable para la Alianza Atlántica y tampoco para Alemania, el país cuyos tanques Leopard desesperadamente aguarda el ejército de Ucrania y para los que todavía no hay ni acuerdo, ni escenario de entrega.