Artículo de Jordi Puntí Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

Memoria de mis vientos tristes

Sea cierta o no la identificación de autor y personaje, funcione como venganza o como autohumillación para atraer la compasión de su exmujer, el cuento de Vargas Llosa da qué pensar

Isabel Preysler y Vargas Llosa, en los tiempos en los que eran pareja.

Este jueves leí el cuento de Mario Vargas Llosa, 'Vientos', que publicó el suplemento literario de este diario en su página web. Un recuadro decía que su lectura me iba a ocupar 30 minutos, pero yo tardé un poco más, 37 minutos, y creo saber por qué. El texto iba ilustrado con una foto de Vargas Llosa e Isabel Preysler, como anzuelo para la lectura, y se acompañaba de alguna referencia a la separación de la pareja. De esta forma, pese a que estaba leyendo una ficción, cada vez que el narrador se recreaba en detalles escatológicos, o se prestaba a un tono cascarrabias y lastimero consigo mismo, me detenía pensando en la decadencia de Vargas Llosa a sus 86 años.