Este jueves se celebra en Barcelona una cumbre entre España y Francia que impulsará el hidroducto entre Barcelona y Marsella. Una inversión de 2.300 millones de euros que deben financiar los fondos europeos. El objetivo es convertir a Barcelona en un nudo central en el mapa de las energías verdes en Europa. Y a España, en el futuro proveedor europeo de hidrógeno. A Macron, el proyecto no le entusiasma. La opción estratégica de Francia en las últimas décadas ha sido la energía nuclear y ahora saborea en silencio la victoria en este terreno sobre Alemania, que apostó por el gas ruso y ahora paga las consecuencias. Pero Alemania ha exigido durante la guerra de Ucrania que la puerta energética del sur se refuerce para no volver nunca más a caer en las garras de un Putin de turno. Y Francia ha ganado suficiente dinero con la venta estos meses de energía nuclear a precio de planta de gas combinado que tiene margen para conceder, aunque ralentizará el proyecto tanto como pueda.
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Europa, capital Barcelona
Emmanuel Macron y Pedro Sánchez, en el Elíseo. /
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