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La geopolítica de TikTok

El logo de la aplicación de TikTok. / RITCHIE B. TONGO / EFE

TikTok es la red social emergente. Como todo lo nuevo, deslumbra a algunos y ofusca a otros. Demasiadas veces, nos olvidamos de que el éxito de las redes sociales depende de su viralidad. Y los virus, como hemos comprobado en el caso del covid-19, describen una curva que se puede prolongar más o menos en el tiempo y alcanzar picos más o menos altos, pero siempre tiene un principio y un final. La Universidad de Harvard estudió en su momento MySpace, la primera de las redes que nacieron y murieron en internet. Y su comportamiento no fue muy diferente al de la gripe u otras epidemias: cuando todos los individuos capaces de ser contagiados, se han contagiado, la viralidad cae en picado. Es eso que llamamos la inmunidad de grupo. En el pico, el pánico puede ser peligroso porque provoca decisiones dramáticas. Facebook o Twitter están a un paso de acabar como MySpace. Todos los susceptibles de ser viralizados por estas redes ya lo han sido y sus efectos son menos intensos. Instagram les sustituyó y algunos creen que ya ha alcanzado el pico. Y lo que ahora crece exponencialmente es TikTok o Be.Real. Tienen reglas y códigos que no son los de Twitter o Facebook, igual que estas los tienen distintos a la televisión o a los diarios. Lo nuevo, como hemos dicho, atrae tanto como asusta.