Cuando voy a un acto social, casi siempre por obligación, me gusta estar con otras dos personas y escuchar en silencio lo que dicen. Si somos tres, no somos dos. Si somos dos es probable que más pronto que tarde se produzca un silencio incómodo --incómodo para la otra persona, por supuesto, yo soy un gran conservador de silencios, yo podría completar el Rally Dakar sin hablar con mi copiloto ni un momento-. Y si somos tres, no soy uno. Si soy uno corro el riesgo de que alguien se acerque para hacerme compañía y tengamos ese mismo problema, el problema de ser dos otra vez. Por eso tres es la cantidad ideal, porque cuatro quizá sea una cifra demasiada pretenciosa. Cuatro es para los más populares de la clase, para los molones de categoría, y esa claramente no es mi Liga. Tres es lo mejor, entonces: ellos hablan y yo escucho, a veces incluso asiento, y todos bien.
Barraca y Tangana
Nada mejor
Cuanto más lo pienso, más victoria vital me parece no tener nada mejor que hacer que ver medio aburrido la Supercopa
Los jugadores del Barça en la tanda de penalties de la semifinal de la Supercopa /
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