Ada Colau ganó por sorpresa las primeras elecciones y perdió las segundas ante ERC. Y en los dos casos alcanzó la alcaldía. La alcaldesa comenzó proclamando soberanías municipales para descubrir que tan solo eran competencias; luego, constató que las empresas concesionarias no eran molinos sino gigantes; posteriormente se ha enzarzado en la discusión sobre el sentido actual del legado de Cerdà; y, finalmente, ha tropezado en los problemas tradicionales de toda ciudad, la limpieza y la seguridad. Sin embargo, a pesar de los vaticinios agoreros de los muchos y movilizados adversarios de Colau, Barcelona sigue ahí, como la puerta de Alcalá, viendo pasar el tiempo, superando crisis económicas, digiriendo proyectos complejos y sintiéndose banco de pruebas de la batalla local ante las emergencias planetarias.
Artículo de Jordi Mercader Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Ada Colau es otra
La alcaldesa de hoy no es la misma que la de 2015. Muy pronto abandonó la idea de formular una Barcelona alternativa
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, en una imagen de archivo. /
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