Artículo de Carles Francino Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

Filosofía de vida

Si lo que toca es hacer lista de buenos propósitos, yo me apunto a escuchar más que nunca a quienes no piensan como yo

La silueta del castillo de Montjuïc, al atardecer, en Barcelona. / FERRAN NADEU

Igual voy tarde y ya debería exhibir el cuchillo entre los dientes. Nos esperan 12 meses de alto voltaje político y no pocas incertidumbres económicas y sociales. Pero abuso de la prórroga que permite felicitar el año nuevo, incluso más allá de Reyes, para enarbolar la bandera de la resistencia. Puede que haberme doctorado como sesentón, o ser abuelo, influya en la jerarquía de prioridades, pero confieso no tener ningún objetivo más ilusionante que intentar ser feliz el máximo tiempo posible. Y me la sopla si suena a rancio o a ñoño. Dicen que de los buenos sentimientos sale mala literatura; me parece discutible. En cualquier caso, esto es solo un modesto artículo de opinión. O de estado de ánimo. Y sí, es posible que en algún momento sucumba a la tentación del ruido y la furia; pero no pienso rendirme de buenas a primeras a la caterva de apocalípticos, cenizos y faltones que intentan colonizar la conversación pública.

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