Días atrás, mientras leía los mensajes de lamento sobre la muerte de Elena Huelva, recordaba cómo la mañana de Navidad supe que mi amiga Nale había muerto. Pensaban que era un ictus y, al final, fue un tumor cerebral no detectado a tiempo. Cualquier muerte, que además no encaja con eso que llamamos “ley de vida”, es una noticia que te ancla los pies al suelo. No puedes evitar pensar que aquí nadie se queda, que quizás podrías haber sido tú y que aquí se está de paso. Lo incierto es el futuro, lo cierto es el presente.
Artículo de Ana Bernal-Triviño Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Vivir y que nos dejen vivir
Me genera mucha indignación que cada año tengamos que soportar muertes por causas que son evitables
Un paciente.
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