GOLPE FRANCO

Envidia del pañuelo que una vez secó tu llanto

Leo Messi, con su familia, tras ganar el Mundial. / Jean Catuffe / AFP7 / EUROPA PRESS

Soy del Barça, padezco un mal incurable del que poco se habla y que afecta por igual a los aficionados viejos y a los nuevos aficionados. En la época más contemporánea ese mal nació, por ejemplo, de lo que hacía Evaristo en el Madrid después de haber sido el héroe del plonyon (así lo llamaron los locutores del Barça-Madrid de la semifinal antes del desastre de Berna ante el Benfica) en el campo de Les Corts. No recuerdo las circunstancias de aquel traspaso, pero no importa. Lo que me preocupaba a mi (y todos los aficionados somos calco de los otros) es que triunfara marcando goles contra nuestro propio equipo y que, además, triunfara en el club que estaba enfrente.