Gárgolas | Artículo de Josep Maria Fonalleras

Serrat y la niebla

Las canciones de Serrat han creado escenas íntimas y vivencias de todos, han juntado generaciones, alentado y provocado melancolías

Serrat empieza la despedida en el Palau Sant Jordi. / FERRAN NADEU

No tenemos a mano tantas referencias comunes como habíamos tenido hace unos años. Es curioso. Claro que hay eventos que nos reúnen y nos convierten en comunidad. Como la muerte de Isabel II, por ejemplo, que es contemplado como un ejemplo de concentración del interés en un espacio y un tiempo delimitados. Y también vivimos concentraciones multitudinarias en torno a un triunfo deportivo (véase Argentina), de un desiderátum político o de un espectáculo de masas con formato musical. Pero de lo que hablamos cuando hablamos de globalización (habiendo universalizado a los referentes) es también una atomización de los intereses colectivos. Nos cuesta comentar algo que nos pertenezca y que nos interpele a todos, como generación o como habitantes contemporáneos de un mismo planeta, más allá de las minucias (estas, las sabemos todas) sobre la vida íntima de estrellas o personajes famosos. Tendemos más bien a la burbuja (que concentra y se convierte en cápsula) que a la niebla (que abraza el paisaje y lo envuelve, sin límites).