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El Mundial se desentiende de Irán

El guía supremo de Irán, Alí Jamenei. / EFE / ABEDIN TAHERKENAREH

La final del Mundial de Catar adquiere este fin de semana la condición de desafío moral porque corre peligro la vida de Amir Nasr-Azadani, un futbolista iraní de 26 años. Se trata de un deportista bastante conocido en su país cuyo único delito es haberse sumado en Isfahan a las manifestaciones que reclaman para las mujeres el reconocimiento de sus derechos. Los clérigos que gobiernan en la república islámica le acusan de estar implicado en la muerte de tres agentes de seguridad; la realidad es muy otra según diferentes organizaciones de derechos humanos: el líder supremo de la teocracia iraní, el ayatolá Alí Jamenei, y su entorno han optado por la mano dura sin contemplaciones para acallar la protesta. De momento, han sido ejecutados en la horca dos de los manifestantes enjuiciados; otros esperan en el corredor de la muerte.